Esperáis constantemente que el malestar y el
sufrimiento desaparezcan de un plumazo.
Y, además, que desaparezcan en el mismo nivel de conciencia en el que se
producen.
Esperáis que una frase ingeniosa
os sane y salve, que otro (o incluso un objeto) llegue con una varita mágica y
os haga felices.
Esperáis que desaparezca de
vosotros la angustia manteniendo sin embargo la euforia, cuando esto es un
imposible.
Creéis, nublados por este mundo
de apariencia veloz y constante información, que estáis en el camino correcto.
Y en realidad, el vacío que sentís os puede.
No hay dos recetas iguales para
alcanzar la plenitud; cada cual tiene la suya. Desestima las recetas generales
y facilonas.
Ten el coraje de buscar Quién Eres, indaga en tu
individualidad para alcanzar el Entendimiento.
Por este camino llegan el bienestar, la paz y la sonrisa permanente.
Del mismo modo que no puedes
curar una fractura de tibia y peroné por ti mismo y sin dolor, tampoco puedes
emprender el camino hacia la plenitud por ti mismo y sin esfuerzo. Muchas y enormes son las trampas que tu mente esconde.
(20/11/2016)
Diego Ruiz Curiel